Nuestro último estudio de opinión pública realizado en la provincia de Buenos Aires muestra un panorama de marcada fragmentación política, malestar económico y debilidad en la aprobación de los gobiernos, tanto nacional como provincial.
Realizada entre el 7 y el 15 de junio sobre 943 casos representativos por edad, sexo, voto anterior y residencia, el estudio muestra que el clima social está dominado por la frustración económica: el 67,3% menciona los bajos sueldos y la dificultad para llegar a fin de mes como principal preocupación, seguido por la inflación (65,8%) y la inseguridad (60,1%).
En cuanto a la imagen de los principales líderes, el presidente Javier Milei (LLA) conserva una valoración positiva del 44,8%, aunque con altos niveles de rechazo (43%). Axel Kicillof (MDF), gobernador bonaerense, alcanza una imagen positiva del 43,2%, con una negativa de 48,9%.
Las gestiones tampoco superan la mitad del respaldo ciudadano: la aprobación del gobierno nacional se ubica en el 44%, y la del provincial en 45%, ambas con mayorías de desaprobación.
El dato político clave: la división del peronismo
El análisis electoral arroja un resultado clave: la unidad del peronismo garantizaría la victoria, pero su fragmentación actual le abre paso a La Libertad Avanza, que lidera la intención de voto con el 31,8%. Le siguen el PRO (23,4%), el oficialismo bonaerense de Kicillof (19,2%) y el kirchnerismo más duro (11,8%).
La tabla de migración de votos revela que el 78% de quienes votaron a Milei en 2023 volverían a hacerlo, mientras que los votantes de Massa se dividen entre el kirchnerismo, Kicillof, el peronismo de derecha y otras opciones, sin una referencia unificadora clara.
Una elección que no está definida
“El escenario bonaerense está abierto. La hegemonía libertaria no se sostiene en un aumento de adhesiones, sino en la dispersión opositora. Si el oficialismo logra articular sus fuerzas internas, podría revertir la tendencia”, afirma Pablo Díaz, director de la consultora.
La elección provincial del 7 de septiembre se encamina así a ser una disputa de ingeniería política más que de popularidad. La provincia más grande del país definirá no sólo su futuro inmediato, sino posiblemente el mapa político nacional.